RESUMEN DE YERMA DE FERDERICO GARCIA LORCA

RESUMEN DE LA OBRA YERMA DE FERDERICO GARCIA LORCA

Yerma, que lleva dos años y veinte días de matrimonio cuando comienza la obra, espera con gran ansiedad llegar a tener un hijo. Su marido, Juan, modesto ganadero y labrador de tierras propias, no parece compartir esa an­siedad. La boda fue decidida por el padre de Yerma y ésta la aceptó con alegría pensando en que tendría hijos. Al no cumplirse su afán de maternidad, comienza a de­batirse entre la esperanza y la desesperación; a medida que ésta va sobrepasando a aquélla, el carácter de Yerma se endurece; vive en una tensión extrema que la va en­frentando consigo misma, con su marido y, en cierto modo, con la sociedad en que vive y con toda la natu­raleza.

Juan, que se ha hecho a la idea de no tener hijos y aun a la comodidad de no tenerlos, que sabe -aunque no se nos diga cómo ni por quién- que ni él puede engendrarlos ni su mujer concebirlos, propone que adop­ten a un sobrino, hijo de un hermano de Yerma, Ésta rechaza tal idea, porque su anhelo de maternidad es <> y sólo al concebir un hijo y al través de parto y crianza se podrá satisfacer.

Sin que se formule explícitamente, piensa que si se hubiera casado con Víctor, el pastor, hubiera tenido hijos; no sin cierta confusión, siente que amaba a Víctor v no ama a Juan y que es esa falta de amor la causa de que no hayan tenido hijos. Su concepto de la honra, senti­miento mas bien, le impide buscarlos en otro hombre que no sea su marido. Hundida en la desesperación, habla y actúa de manera que atrae la murmuración pública v Juan trae a casa a sus dos hermanas solteronas, como «vigilantes» de Yerma.

Acude ésta a casa de una vieja conjuradora, Dolores, que tiene fama de conocer remedios -«yerbajos y ora­ciones»- contra la infecundidad, y tiempo después acude a una romería que anualmente se celebra en la ermita de un santo famoso en toda la comarca porque trae fe­cundidad a las casadas sin hijos. Allí, teniendo como fondo un pintoresco ambiente en el que cristianismo y paganismo se funden, Juan revela a Yerma su conoci­miento de su propia esterilidad y de la de ella. Poco después, cuando intenta hacer el amor, Yerma lo estran­gula y concluye la obra con sus terribles palabras deci­sivas: «... he matado a mi hijo, yo misma he matado a mi hijo».