ARGUMENTO DE LA CIUDAD DE LOS PERROS

ARGUMENTO DE LA CIUDAD DE LOS PERROS

La ciudad y los perros se desarrolla en un colegio militar, el Leoncio Prado de Lima, en el que las condiciones de vida son tremendamente duras, tanto por la obligación y observancia del código castrense, como por la asunción de otro código no escrito impuesto por los cadetes, alumnos del internado, que no es otro que el de la ley de la selva: devorar para no ser devorado. Aunada a la brutalidad propia de la vida militar, a lo largo de las páginas de esta extraordinaria novela, la vehemencia y la pasión de la juventud desembocan en una furia, una rabia y un fanatismo que anulan toda sensibilidad. Vargas Llosa fija su mirada desolada en la fuerte jerarquía piramidal que impera en el colegio, microcosmos de la sociedad limeña, donde la humillación, la traición, la violencia, la explotación y la degradación humana son la garantía para que cada estrato de la pirámide conserve sus privilegios. Todas las contradicciones de la sociedad peruana afloran con rabia e impotencia en esta novela testimonial en la que el escritor, aferrado en ese momento a las tesis sartrianas del compromiso del intelectual, realiza un retrato social y político de las condiciones de vida en el Perú que ponen de manifiesto la corrupción y la brutalidad de su sociedad de este país. Los personajes de la novela: Alberto, el poeta que tantos rasgos comunes tiene con el propio autor, el cruel Jaguar, el medroso Esclavo, víctima de la perversidad y de su propio miedo y Teresa, la muchacha sobre la que todos proyectan sus fantasías, han quedado como prototipos de un universo adolescente, indefinido, en el que las dudas, los temores, los conflictos y las humillaciones conforman un mundo derrotado y ácido con el que Vargas Llosa realiza su propia reflexión sobre la condición humana.