PLEGARIA A SANTA ROSA DE LIMA
Plegaria Lírica
Santa Rosa de Lima, que atormentadamente
tus fervores sepultas en umbroso rincón:
¿por qué las mismas rosas que ciñes a tu frente
sus espinas me clavan dentro del corazón?
Tal vez sientes el propio dolor de quien un día
en tu Rímac nativo vio la primera luz,
la oración de tus labios se hace en mí poesía
y en mi espada de lucha se perfila tu cruz.
Santa Rosa de Lima: tú que naciste Santa
en la ciudad en donde poeta nací yo;
haz que tu flor perfume, mientras mi musa canta
canto y perfume vienen en un tiempo que pasó.
Cuando sufrí, tiempo hace, mal de literatura,
la sala de lectura, donde a diario acudí,
me ofreció, en un gran cuadro, pintada tu figura;
y lo que no en los libros, pude encontrar en tí.
Eres blanda al ruego, yo sordo a la amenaza;
tú serenas los dioses y yo exalto el amor;
entre tú y yo sumamos la virtud de la raza:
éxtasis y tumulto, misticismo y fragor...
¡Oh, Patrona de América: abre el piadoso manto
para que en él refugien veinte pueblos su fe...
Yo sobre veinte pueblos hago volar mi canto...
¡Ponlos tú de rodillas, yo los quiero de pie!
Santa Rosa de Lima, que atormentadamente
tus fervores sepultas en umbroso rincón:
¿por qué las mismas rosas que ciñes a tu frente
sus espinas me clavan dentro del corazón?
Tal vez sientes el propio dolor de quien un día
en tu Rímac nativo vio la primera luz,
la oración de tus labios se hace en mí poesía
y en mi espada de lucha se perfila tu cruz.
Santa Rosa de Lima: tú que naciste Santa
en la ciudad en donde poeta nací yo;
haz que tu flor perfume, mientras mi musa canta
canto y perfume vienen en un tiempo que pasó.
Cuando sufrí, tiempo hace, mal de literatura,
la sala de lectura, donde a diario acudí,
me ofreció, en un gran cuadro, pintada tu figura;
y lo que no en los libros, pude encontrar en tí.
Eres blanda al ruego, yo sordo a la amenaza;
tú serenas los dioses y yo exalto el amor;
entre tú y yo sumamos la virtud de la raza:
éxtasis y tumulto, misticismo y fragor...
¡Oh, Patrona de América: abre el piadoso manto
para que en él refugien veinte pueblos su fe...
Yo sobre veinte pueblos hago volar mi canto...
¡Ponlos tú de rodillas, yo los quiero de pie!
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